LOQVEBANTVR AD INVICEM


[Epifanía del sarcófago paleocristiano de Layos (Toledo), hoy en el Museu Marès de Barcelona. Sobre éste y otros sarcófagos del siglo IV d. C., hispanos, con motivos parecidos ver un histórico trabajo de SCHLUNK, H., en Príncipe de Viana, 28, 1947, ahora disponible online, aquí]

Et subito facta est cum angelo multitudo militiae caelestis laudantium Deum et dicentium: “Gloria in altissimis Deo, et super terram pax in hominibus bonae voluntatis”. Et factum est, ut discesserunt ab eis angeli in caelum, pastores loquebantur ad invicem: “Transeamus usque Bethlehem et videamus hoc verbum, quod factum est, quod Dominus ostendit nobis”. Este texto latino, del evangelio de Lucas (2, 13-15) es el pretexto de este año -ya casi "viejo"- de 2013 para la tradicional felicitación navideña de Oppida Imperii Romani. La razón de la elección del mismo es sencilla. El pasaje en cuestión -alusivo a la anunciación a los pastores del Nacimiento del Señor por parte de los ángeles- es, seguramente, uno de los textos que mejor resume la esencia de la Navidad, al menos de la verdadera Navidad esa que, cada vez, andamos más necesitados -todos- de descubrir (echa un vistazo, si no, a esta sugerente iniciativa surgida en estas últimas semanas en la red social Facebook: Redescubre la Navidad) y de vivir -¡de verdad!- en nuestro corazón. Efectivamente, y si os fijáis el texto latino lo dice con absoluta rotundidad y con una expresión -ad invicem: "unos a otros"- que es la misma que se emplea en el conocido como "Mandamiento del Amor" dado por Jesús en la Última Cena (Juan 13, 34, aquí en versión latina), la Navidad exige, de todos, que "hablemos a los demás", que "nos contemos unos a otros" el verdadero gozo de esta celebración. ¿Realmente lo hacemos? ¿Nos paramos a pensar en la trascendencia de felicitar la Navidad, algo que, seguramente, haremos frecuentemente en estos próximos días?

Vivimos, durante todo el año, una vida acelerada, llena de retos, de esfuerzos, de trabajo, de afanes. Sin embargo, es cierto que -también en el mundo universitario, que es el que mejor conozco- en estos días todos encontramos un poco de sosiego, de paz, incluso -y es legítimo que sea así- de descanso. Y -el autor de este blog suele insistir en ello cuando envía sus tradicionales felicitaciones autografadas- ese descanso parece la mejor ocasión para ir a Belén, como hicieron los pastores -algo de eso ya lo referimos en una vieja felicitación navideña de este espacio (pincha aquí)- y, para, en el portal, cargarnos de amor, candor, cariño, calor, generosidad, humildad, inocencia, servicio, en definitiva, esperanza y fe que, sin duda, son "armas" que deben acompañarnos durante todo el año. Y eso -como suelo repetir en las felicitaciones que, año tras año, cierran la actividad de este espacio (que este año, además, hemos conseguido mantener con cierta tensión)- es válido para quienes, en Navidad -como, por otra parte, parece lo lógico- celebramos el Nacimiento de Cristo pero también para quienes prefieren hablar sólo de "fiestas", "días" o -en un laicismo difícil de entender- "celebraciones del solsticio de invierno". Seguro que si todos hiciéramos el esfuerzo de, de verdad, comunicarnos -ad invicem- la alegría de la Navidad -y todo ese bagaje de valores y virtudes que el Misterio de Belén encierra- con todo el corazón, este mundo sería diferente no sólo durante las dos semanas que la actividad se relajará en ritmo sino, también, durante todo el año. Siempre...

Quienes seguís Oppida Imperii Romani ya conocéis que, muchas Navidades, la felicitación "oficial" de este blog se cierra con una -o varias- recomendaciones musicales y, claro, en ellas no faltan nunca ni algún clásico de The Beach Boys (este año nos quedamos con el "Bells of Christmas" que este grupo californiano grabó como remake de su éxito "Belles of Paris", publicado en 1978 en el M.I.U. Álbum), ni algún otro del que está considerado el mejor álbum navideño pop de la historia, el célebre A Christmas Gift for You, de Phil Spector (pensando en mis sobrinos, que la cantan cada Nochebuena, siento debilidad por la versión del célebre "Rodolfo el reno" que para ese álbum de 1963 hicieron The Crystals). Este año, sin embargo, me quedo con una poco conocida canción de Brian Wilson -editada en su álbum navideño de 2005- que, titulada "What I Really Want for Christmas", glosa como ninguna el espíritu de la Navidad y, de hecho, daba título a ese disco.

¡Feliz Navidad, queridos lectores! ¡Y un excelente 2014! Que, de verdad, sepamos difundir la esencia de la Navidad contando su grandeza unos a otros..., estos días, ¡y siempre!

INSCRIPTIONES SELECTAE


[Cubierta de las Inscriptiones Latinae Selectae, de H. Dessau, una de las obras clásicas, junto con el Corpus Inscriptionum Latinarum, en materia de Epigrafía Latina y ya accesible online (para acceder a la serie completa, de tres volúmenes, pincha aquí), razón que justifica este post, con algunos recursos bibliográficos en red sobre Epigrafía Latina]

Quienes conocéis al autor de este blog sabéis que disfruta como nadie con la actividad docente y que, aunque a veces sufre las tristes secuelas de estudiantes desmotivados o que, sencillamente, han llegado a un nivel de formación -por ejemplo un Máster como el de Métodos y Técnicas de Investigación Histórica, que se imparte en la Universidad Nacional de Educación a Distancia- sin la debida preparación, también tiene una gran capacidad de asombro y de admiración -esencial en la curiositas científica- y, por supuesto, reconoce que aprende mucho -y continuamente- de sus estudiantes. La última ocasión en que eso ha sucedido es la que inspira este post de este blog, vocacionado a presentar -en la serie Digitalia Scripta/Instrumenta- una serie de publicaciones en materia epigráfica disponibles en red en Internet Archive una sensacional página web -para nosotros, hasta la fecha, inexplorada y desconocida salvo el acercamiento que habíamos hecho a ella a propósito de un conocido manual de Epigrafía al que luego se aludirá- que ofrece, como proclama en el banner superior de su portal, "universal acces to all knowdlege", "acceso universal a todo conocimiento"y que, desde luego, resultará de interés no sólo para el seguidor de Oppida Imperii Romani sino para quien, con esa curiositas de la que hablamos, quiera buscar bibliografía disponible en red sobre muchas otras disciplinas científicas. 

El motivo que inspiró este post bien merece unas líneas. En el trabajo de una estudiante sobre el acueducto romano de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza), y sobre su singular sistema constructivo, consistente, básicamente, en un specus fabricado en madera (pincha aquí para descargar un reciente trabajo nuestro sobre la cuestión, incluido en un interesante volumen sobre hidráulica romana de la prestigiosa Serie Babesch), ella citaba la inscripción ILS, 5795=CIL VIII, 2728 que, según anotaba correctamente, hablaba sobre una construcción hidráulica de carácter militar como parece lo fue también la que nos ocupa (para ella, puede verse LAPORTE, J. P.: "Notes sur l'aqueduc de Saldae (Bougie)", L'Africa Romana, 11, 1996, pp. 711-762, esp. pp. 736-754). La urgencia propia de quien está totalmente apasionado por su trabajo en esa ciudad romana, la de Los Bañales, y el hecho de que, en ese momento, me encontrase en casa -lejos, por tanto de las bibliotecas en las que solemos apoyar nuestro trabajo investigador- me llevó a buscar en la red alguna versión del Inscriptiones Latinae Selectae la obra que -publicada por el epigrafista alemán Herman Dessau entre 1892 y 1916 abreviada ILS- citaba esta estudiante para, de ese modo, contrastar el dato que desconocía. Así dí con la página que, en el citado Internet Archive, se dedica a todos los volúmenes de esta publicación, a los que puedes acceder desde aquí. La inscripción en cuestión, procedente de Lambaesis, en Numidia, y de la que sólo se conserva dibujo (pincha aquí) conmemoraba la construcción de un acueducto en la zona en Saldae, el año 147/149 d. C. y alude, ciertamente, a la figura de un librator leg(ionis) III Aug(ustae), es decir, un experto "topógrafo" o "ingeniero hidráulico" -encargado del libramentum del agua, de su "traslado en pendiente", de su "suministro" (ver este conocido artículo de I. Moreno Gallo al respecto: pincha aquí)- vinculado a una unidad militar. Sin embargo, al margen de la constatación de ese documento -que viene muy bien a la investigación sobre la singular obra hidráulica de Los Bañales y sobre su autoría a manos de los libratores de la Legio III Macedonica y que ilustra los dos pasos necesarios en la planificación de cualquier obra hidráulica romana: primus libram feceram, ductum atsignaveram: "primero realizar el cálculo de la pendiente y después, establecer el trazado", podríamos traducir, trazado que, antes de ser seguido por la construcción era adecuadamente delimitado en el suelo con estacas de madera (depalatus, dice la inscripción)- esa referencia de esta estudiante me sirvió para constatar la existencia de Internet Archive y comprobar, en él, la presencia notable de una serie -generosísima- de títulos que cualquier amante de la Epigrafía Latina y de la Antigüedad Clásica disfrutará y que son, en cualquier caso, muy recomendables. Sin ánimo de exhaustividad (la lista completa de fondos de dicha materia puede verse aquí y vale la pena analizarla con paciencia) recomendamos, agrupados por bloques temáticos, los siguientes títulos:

A.- Antologías y repertorios variados de textos epigráficos, agrupadas por temas y cuestiones, generalmente en varios volúmenes, con poca información sobre los epígrafes seleccionados -al margen del texto- pero útiles como primera providencia en la búsqueda de información epigráfica sobre determinadas cuestiones (inscripciones referentes a distintos colectivos y magistrados, inscripciones viarias, sobre puentes, de delimitación territorial, imperiales, senatoriales, funerarias...), para el estudio de la historia de la Lengua Latina o para hacer acopio de textos más o menos sencillos y estándares para la docencia o para el estudio y el aprendizaje de los rudimentos de la disciplina epigráfica:

[3] NEWTON, H. C.: The epigraphical edivence for the reigns of Vespasian and Titus, MacMillan, Nueva York, 1901 (éste quizás de un carácter más monográfico que los dos anteriores y que el siguiente por estar centrado sólo en las inscripciones imperiales de los dos primeros Principes Flavios pero útil en tanto que ofrece textos estándares sobre el uso del registro epigráfico por los emperadores romanos del Alto Imperio, un tema, que, además, para los Flavios, hemos trabajado en algunas ocasiones: véase Latomus, 69-3, 2010; Florentia Iliberritana, 20, 2009; Dialogues d'Histoire Ancienne, 34-2, 2008; o un capítulo en el libro Tradition und Erneuerung. Medialen Strategien in der Zeit der Flavier, Berlín, 2011).

B.- Vademécum y manuales, que incluyen algunos de los títulos clásicos -como el célebre Cours d'Epigraphie Latine de René Cagnat, que ya ofrecimos aquí en un anterior post de este mismo blog: pincha aquí- para la iniciación en la lectura e interpretación de las inscripciones latinas: 

[5] CAGNAT, R.: Cours d'Epigraphie Latine, Alberto Fontemoigne, París, 1898 (como se ha hecho constar en otras ocasiones, el manual de referencia para el estudio de la Epigrafía Latina, con adaptación en castellano, aun útil, en BATTLE, P.: Epigrafía Latina, Madrid, 1946).
[6] ZELL, K.: Handbuch der römischen Epigraphik, Winter, Heidelberg, 1852-1872 (uno de los primeros manuales de Epigrafía Latina disponibles; histórico, sin duda).

C.- Repertorios de conjuntos epigráficos singulares. Tal vez para un uso más investigador que docente, qué duda cabe que determinados repertorios de inscripciones que -bien por su temática (como el caso de los pompeyanos o de los diplomata militaria, los "diplomas militares") bien por su estado de conservación y su generosidad informativa (como muchas de las africanas, por ejemplo)-, como algunos de los que a continuación se citan, pueden venir bien eventualmente a quien esté interesado en el papel que las inscripciones prestan a nuestro conocimiento del mundo romano:

[10] NORTHCOTE, J. S.: Epitaphs of the Catacombs, Longman, Londres, 1878 o, con contenido parecido, pero temática hispana HÜBNER, E.: Inscriptiones Hispaniae Christianae, Reimer, Berlín, 1871-1900 (los interesados en la epigrafía cristiana primitiva encontrarán también, online, en otro repositorio el Inscriptiones Christianae urbis Romae-ICUR de G. B. De Rossi, otra obra de extraordinaria utilidad).
[12] RENIER, L.: Récuil de diplômes militaires, Imprense Nationale, París, 1876 (el aficionado a la literatura sobre tema militar en la Antigüedad disfrutará también escudriñando la base de datos Roman Military Diplomas OnLine).

Los títulos arriba consignados podrán parecer especializados pero, seguro, su consulta resulta, en alguna ocasión, necesaria a quien se adentre por los senderos de la investigación y descubra que, efectivamente, también en red se pueden localizar algunas de estas joyas bibliográficas que, a veces, tendemos a despreciar pos su antigüedad pero que constituyeron hitos de referencia -aun útiles- en las Ciencias de la Antigüedad. Por cierto, que recientemente, también, hemos tenido conocimiento del servidor EBiblioteca, otra biblioteca digital en red de extraodinario potencial en materia de Historia Antigua. Por ejemplo, para Roma (pincha aquí para el catálogo completo), y a día de hoy, están disponibles títulos como Historia Social de Roma de Géza Alföldy (Madrid, 1988), el recomendable De los orígenes de Roma a las invasiones bárbaras de Michel Christol (Madrid, 1988) o la Historia de Roma de Theodor Mommsen (Berlín, 1855), además de un buen repertorio de fuentes clásicas traducidas al castellano (Amiano, Apiano, Livio, Apicio, Diodoro, Livio...). Ya hace varias semanas que introdujimos este enlace a la serie de blogs y sites útiles de este espacio, porque, cuando parece que Oppida Imperii Romani está parado (Noviembre se nos ha pasado sin un solo post: ¡mil disculpas!) realmente, seguimos trabajando... Ahora nos falta saber si lo que publicamos, te es útil.

LAPIDES CLAMABVNT



[Vídeo sobre la importancia del monumento epigráfico (romano) como fuente de conocimiento (para el estudio histórico de la Antigüedad) publicado en el Canal "Portugal Romano" de la plataforma de vídeos Vimeo, excusa para aproximarnos en este blog a algunas novedosas y didácticas presencias de la Epigrafía Latina en la web 2.0]

Hace algunas semanas, en una clase, reivindicando el papel de las inscripciones en nuestro conocimiento de la Historia Antigua (hay abundante bibliografía sobre el tema y parte, de hecho, ya fue enlazada en un anterior post de este blog -titulado, precisamente, E-Pigraphia- por lo que no la volveremos a incluir aquí) me vino a la cabeza ese célebre pasaje evangélico en el que Jesús de Nazaret, entrando en Jerusalén, dice: si hi tacuerint, lapides clamabunt: "os aseguro que si éstos callan, hablarán las piedras" (Lc. 19, 40). Y es que, efectivamente, en materia de Ciencias de la Antigüedad, las fuentes específicas de la Historia Antigua, las literarias, guardan a menudo silencio sobre tantísimas cuestiones y, sobre ellas o sobre otras, sólo las arqueológicas y las epigráficas -las "piedras", en definitiva- "hablan" y, a veces, como hemos subrayado en algunos vídeos que hemos producido a propósito de nuestro proyecto en Los Bañales (pincha aquí y, especialmente, aquí), podría decirse que hablan "a gritos". Sucede, sin embargo que, como suele acontecer en casi todas las disciplinas científicas, sólo qui habes aures, audiet, por seguir con las citas neotestamentarias (Mt. 13, 9): "el que tiene oídos, oye". Es por eso que, en quien quiera aproximarse a las Ciencias de la Antigüedad, saber algo de Epigrafía Latina resulta fundamental (todo epigrafista es historiador y todo historiador de la Antigüedad ha de ser epigrafista dejó escrito ENCARNAÇAO, J. d'.: Epigrafia. As pedras que falam, Coimbra, 2010). Tal vez por eso, y por otras razones, hace algunos años que, con un "impagable" grupo de jóvenes colegas, publicamos un manual de Fundamentos de Epigrafía Latina (Madrid, Liceus E-Excellence, 2009) que, nos consta, ha tenido cierto éxito editorial por ser -aunque no esté bien que lo digamos nosotros- uno de los más completos de los publicados en castellano (existe versión para descarga en red, por capítulos, aquí) y complemento, sin duda, del que, por muchos años, seguirá siendo el de referencia, el Cours d'Epigraphie Latine de René Cagnat (¡ya disponible en PDF en red aquí!, lo que no deja de ser un regalo para todos los que frecuentáis este espacio).

Hacía varias semanas que pensaba en un par de cuestiones para traer a este blog a propósito de nuestra experiencia docente -sobre todo con la metodología de enseñanza a distancia, aunque no sólo- en el auténtico arte de leer inscripciones romanas, a propósito, por tanto, de la Epigrafía Latina. Y me parecía que había dos cuestiones en las que, tal vez, un nuevo post de Oppida Imperii Romani podría ser útil en la decidida vocación pedagógica y de recursos de este espacio digital. La primera, la cuestión de la edición de las inscripciones; la segunda, la relacionada con la presencia en red de recursos para la docencia -y también para el aprendizaje- sobre esta disciplina (ya en otro post arriba citado recomendamos -para estar al día respecto de estos recursos- suscribirse al blog E-Pigraphia, del colega y amigo Manuel Ramírez, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria o, con carácter más general, al blog Paleografía y Ciencias Afines, de la joven investigadora Leonor Zozaya, de la Biblioteca Nacional de España).  La primera cuestión no es, desde luego, baladí, pues es la que responderá a qué datos es fundamental registrar ante una inscripción latina [I] y la segunda permitirá, sin duda, a quien tenga interés en estas "letras antiguas" -como se llamaban en la erudición renacentista-, disfrutar con vídeos de carácter pedagógico [II] que, sin duda, creo que interesarán no sólo a estudiantes sino, también, a aficionados al mundo clásico que nos consta son muchos los que, con ese perfil, se acercan a este blog.

[I] ¿Qué hago con una inscripción romana con la que he de trabajar a nivel investigador o discente? ¿qué es lo principal de ella? ¿cómo la registro? ¿qué información resulta estratégica en la misma? En realidad, la respuesta a estas cuestiones -que se habrán planteado quienes, en alguna ocasión, se hayan enfrentado al estudio de un texto clásico escrito sobre soporte duro aunque haya sido sólo a nivel de curioso- resulta muy sencilla. Una inscripción, un documento epigráfico, por su carácter de documento absolutamente "primario" -es decir, hijo de la civilización que lo creó y fuente, por tanto, primordial para el historiador que ha de enfrentarse al estudio de esa civilización antigua- interesa en su totalidad. De ella resulta importante su texto, interesa igualmente el soporte en que está grabada y son susceptibles de análisis, también, las circunstancias en que ésta ha llegado a nosotros. El caudal de documentación que una inscripción romana puede aportar es absolutamente generoso (pincha aquí, para una interesante lección sobre la gramática de la Epigrafía Funeraria Romana a cargo de la Profª Dra. Dña. Ana I. Martín Ferreira, de la Universidad de Valladolid, lección en la que se reivindica, además, ese carácter especial de las fuentes epigráficas) y, por eso, es fundamental registrar de ella toda la información posible. A nuestros estudiantes siempre le recomendamos que para saber cómo catalogar, cómo editar, cómo presentar una inscripción romana, echen un vistazo al modo cómo éstas se tratan en la "obra-madre" de la Epigrafía Latina, el Corpus Inscriptionum Latinarum/CIL. La propia homepage de dicho proyecto -aun vivo, aunque de raíces decimonónicas- de la Berlin-Brandenburgische Academie der Wissenschaften (pincha aquí) ofrece enlace al modelo de ficha epigráfica que se está empleando en los recientes volúmenes de esta utilísima obra (pincha aquí) y que, sin duda, resulta el modelo a imitar. De cada pieza es necesario conocer los datos exactos del soporte, los del lugar de procedencia, hallazgo y conservación actual del monumento, por supuesto, la lectura con todo el aparato crítico y las variantes de interpretación dadas -si las hay- por la historiografía y, por último, algún comentario cronológico o tipológico más o menos generoso. Además del modelo de ficha que ofrece el CIL, para quien quiera saber cómo se debe "procesar" una inscripción latina puede resultar útil consultar el que, en los años ochenta, se empleó en tantos y tantos paradigmáticos -unos más que otros- repertorios regionales de inscripciones romanas publicados en relación con la Península Ibérica. Recientemente, por ejemplo, gracias al Prof. Dr. D. José d'Encarnação, de la Universidade de Coimbra y también "bloguero", por cierto (pincha aquí) hemos sabido de la disponibilidad en red -en el repositorio virtual de publicaciones de esa célebre Universidad portuguesa- de una obra que, precisamente, cuidó notablemente estos aspectos formales ofreciendo, a nuestro juicio, un modelo de tratamiento de la información epigráfica ciertamente recomendable, las Inscrições romanas do conventus Pacensis (Coimbra, 1984), a cuyo site de descarga (pincha sobre el título) remitimos. Seguro que hoejando ese volumen el estudiante lector de este post obtiene un modelo claro y útil de cómo presentar y someter a crítica un documento epigráfico latino.

[II] El asiduo lector de Oppida Imperii Romani -y más si está atento a los enlaces que se recomiendan en el lateral de la página principal del blog- conoce de sobra la presencia que la Epigrafía Latina tiene en la red y algo se dijo, también, sobre ello, en el post E-Pigraphia al que hemos recurrido varias veces ya en estas líneas. Sin embargo, podría decirse que resulta algo decepcionante la presencia de las inscripciones romanas en formato audiovisual en la red. Muy pocos son los vídeos que hemos podido encontrar en YouTube o en Vimeo, las dos principales plataformas de vídeos que ofrece la web 2.0,  o, al menos, pocos han sido los que hemos sabido localizar (se agradecerán comentarios y addenda a este post en ese sentido). Sin embargo, pese a ser pocos, los localizados resultan, todos ellos, muy recomendables. Además de los que hemos realizado nosotros mismos gracias al proyecto de Los Bañales y al Centro de Medios Audiovisuales de la UNED (pincha aquí), el primero -que encabeza este post y que, además, lo hace por méritos propios (es una larga entrevista al ya citado Prof. Dr. D. José d'Encarnação en la que se incide, precisamente, en el valor comunicador y "total" de las inscripciones romanas)- procede del activísimo canal Portugal Romano, en la plataforma Vimeo. Aunque destaquemos esa producción por su carácter, si se quiere, más divulgativo, existen también otros vídeos que -además de los citados más arriba (ver [I])- resultarán útiles para quien desee aprender -o esté haciéndolo ya- a trabajar con documentación epigráfica, con inscripciones romanas. El primero es el titulado  Reading Roman Inscriptions, que, a partir de las inscripciones funerarias militares y, claro, en inglés, explica cómo debe leerse una inscripción romana y qué información nos aporta habitualmente un epitafio funerario. Como reivindicación de la aportación de la denominada Arqueología Virtual a nuestra mejor comprensión del aspecto real, y monumental, del soporte epigráfico -un tema, como es sabido, de moda en la investigación- puede resultar útil este vídeo de Gabriele Clementini (pincha aquí) que recrea en 3D el aspecto de las inscripciones senatoriales CIL VI, 1724 y 2086. Por último, y aunque ya las recomendamos en un anterior post de este espacio, el lector interesado en la documentación epigráfica latina y que, además, quiera aprender algo sobre el modo cómo estudiarla no debe perder de vista los tres vídeos que ha preparado el Prof. Dr. D. Jesús A. Arenas, de la Universidad a Distancia de Madrid/UDIMA, sencillamente sensacionales (pincha aquí para la primera entrega, de tres disponibles que repasan de manera detallada aspectos relativos a la edición y lectura de inscripciones, a los epígrafes funerarios y a los votivos). Pocos vídeos pero, desde luego, utilísimos...

En fin, sólo resta cerrar este post deseando que, efectivamente, ahora, los lectores de Oppida Imperii Romani sean un poco más capaces de reconocer los tonos de esas lapides clamantes que son las inscripciones antiguas.




AVDIENTES FORTVNA IVVAT





Hace algunos meses, a comienzos de este mismo año, en un post de este mismo blog que versaba sobre recursos digitales y en red para el estudio del mundo antiguo (pincha aquí), recomendábamos estar muy al tanto de las grabaciones que, colegas y compañeros del Departamento de Historia Antigua de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, habían hecho para la programación educativa de Radio Nacional de España y para el CanalUNED -la plataforma de radio educativa de la Universidad que le da nombre- cubriendo aquéllos, con sus intervenciones, una gran cantidad de cuestiones de interés para el amante del mundo antiguo (pincha aquí). Efectivamente, poder emplear el medio radiofónico para hacer llegar la cultura, y la investigación, a los más recónditos e inimaginados lugares es una suerte de "magia" que resulta, además, extraordinariamente cautivadora para quien habla ante los micrófonos pero, también, según a veces nos cuentan, para quien se sorprende, en el coche, en casa o en cualquier lugar en que le acompañe su reproductor de radio, al escuchar hablar de Historia en una estación radiofónica convencional.

Contar con esa tecnología en un centro de enseñanza superior es, desde luego, todo un privilegio. En nuestra andadura en la UNED, ya siete cursos académicos, notable ha sido la producción -en realidad un par de programas anuales excepción hecha de algunos monográficos y de los que se han dedicado, también cada año, a la ciudad romana de Los Bañales- en esta materia y nuestro paso -ayer mismo, por los estudios de RadioUNED- nos parecía buen momento para hacer un balance y recopilar, en un nuevo post de la creciente serie Instrumenta, los recursos que, en este soporte, "locutados" por nosotros y debidamente organizados, el lector podrá encontrar. No hablaremos aquí de los programas dedicados a hacer balance de las ya cinco campañas de excavación llevadas a cabo en la ciudad romana de Los Bañales (la inicial y de prospecciones de 2008, la de 2009, la de 2010, o la de 2012: la correspondiente a 2013 se grabará a finales del presente año y se emitirá en Febrero: os avisaremos) ni de alguna otra "pista" en la que el oyente ávido podrá conocer, incluso, el momento en que quien escribe estas líneas, descubrió su vocación de historiador (pincha aquí). En la selección que pretende constituir este post nos detendremos sólo en aquéllos podcasts que tienen un carácter más erudito, más docente, si cabe y que, por eso, pueden resultar de interés general aunque, como viene siendo norma habitual de los posts de este blog, hay también algunos "audios" sugeridos a modo de "regalo" para el lector. En este caso, efectivamente, y parafraseando ligeramente el conocido aserto virgiliano (Verg. Aen. 10, 284) de audentes Fortuna iuuat, podríamos decir que, seguro, audientes Fortuna iuuat, "la suerte favorece a los que escuchan"... y, desde luego, también a los "audaces", por supuesto.

[I]. Un primer bloque de los audios disponibles guarda clara relación con la docencia que, en estos años, hemos impartido en la materia Tendencias Historiográficas Actuales, es decir, el estudio del modo cómo se escribe la Historia y la forma cómo los distintos paradigmas interpretativos desde los que ésta es compuesta influyen en el discurso historiográfico. Se trata, por tanto, de una colección de podcasts sobre aspectos metodológicos y epistemológicos sobre Historia Antigua que abordan cuestiones como las fuentes de que disponemos para el estudio de los tiempos antiguos (descarga el audio, en mp3, desde aquí), el papel que, dentro de esas fuentes, desempeñan las inscripciones antiguas (pincha aquí) y el modo cómo la disciplina que las estudia -la Epigrafía- se relaciona y sirve de herramienta a la Historia Antigua (descarga el audio, en mp3, desde aquí). Por último, el oyente interesado también encontrará un podcast sobre la relación entre el positivismo del siglo XIX -que inspiró grandes proyectos hermeneúticos de recopilación textual y documental de fuentes antiguas que tan útiles resultan hoy en día- y los estudios sobre Historia Antigua (pincha aquí).

[II]. El estudio de las inscripciones romanas, la Epigrafía Latina, también ha ocupado parte importante de esa dedicación radiofónica que hemos tenido la suerte de desarrollar en la UNED. En los micrófonos de RadioUNED hemos hablado sobre qué papel desempeñan las inscripciones en nuestro conocimiento de la Historia Antigua (ver [I]) pero, también, de qué modo el estudio de los tituli heredados del mundo grecorromano se ha transformado con el aporte de las Nuevas Tecnologías (pincha aquí). Pero es que, además, algunas curiosidades sobre el mundo romano -muchas de ellas, además, con clara raíz epigráfica-, es decir, aspectos casi cotidianos de la vida en la antigua Roma que conocemos muy bien gracias a las inscripciones y que en nada diferencian nuestro tiempo del romano, han sido motivo de fondo de una serie de pequeñas "píldoras radiofónicas" -microespacios, los llaman- que, bajo el sugerente título de "Preguntas a la Historia"Radio 3 de Radio Nacional de España ha emitido en colaboración con la UNED (pincha en el enlace que hay sobre "Preguntas a la Historia" para acceder a gran parte de esos espacios) y que, desde luego, resultarán gratos para el amante de la Historia y de la Cultura que, seguro, además, aprenderá algo con ellos... ¡o eso esperamos!. Podrás, a través de esos microespacios, descubrir cómo extendió Roma el hábito de grabar inscripciones (pincha aquí), o cómo los procesos electorales (pincha aquí), los certificados de residencia y ciudadanía (pincha aquí), los ajustes económicos (pincha aquí), o la gestión y disputa del agua (pincha aquí) que llenan nuestros actuales informativos y que nos parecen problemas propios de nuestro tiempo eran cuestiones ya cotidianas en el mundo romano. En próximas fechas, además, se emitirá, en esa misma serie -avisaremos en este mismo post, con un anexo a modo de actualización- una nueva serie relativa a la vida municipal hispanorromana que, además, guarda clara relación con el tercer bloque (ver [III]) que presentamos en este post.

[III]. Lógicamente, y aunque mi incorporación a la docencia en esta materia -propia de mi perfil investigador- es relativamente reciente, algunas cuestiones sobre Historia de la Hispania Romana también pueden obtenerse en ese repositorio virtual que hoy presentamos en Oppida Imperii Romani. En concreto, recomendamos un programa sobre la municipalización flavia de Hispania, un acontecimiento que -desde luego- cambió la faz del solar hispano y, en particular, el aspecto y el funcionamiento de sus comunidades urbanas (pincha aquí). Como se ha dicho antes, en apenas unas semanas se emitirá, además, un segundo programa sobre el funcionamiento de las comunidades privilegiadas en el Occidente Romano y, también, un dilatado set de microespacios de Radio 3 con algunas curiosidades relativas a esos municipios con los que tanto tienen que ver nuestras comunidades locales contemporáneas. Basta con que estés al tanto ello en el buscador de CanalUNED -pincha aquí y emplea las comillas ("") para limitar tus búsquedas- para que, pronto, puedas también aprender con ese material.

En fin, que, efectivamente, y como dice el lema de nuestra Universidad, sapienta mobilior, omnibus mobilibus.

P.S.: Redactado y publicado este post, el pasado día 8 de Noviembre, RadioUNED emitió, a través de RNE, el programa sobre "La vida municipal hispanorromana" al que se alude varias veces en estas líneas. Puedes escucharlo íntegro desde aquí.

ANTIQVA TEMPORA?























El pasado día 27 de Septiembre, Viernes, tuve el enorme privilegio de dictar la lección magistral de apertura de curso en Bachillerato en el Colegio Montearagón, en Zaragoza, el mismo por cuyas aulas pasé durante once años de mi vida, al que volví durante dos cursos académicos para impartir clases de Griego -los estudiantes que entonces tuve como alumnos son hoy destacados profesores universitarios, abogados, economistas, empresarios, pensadores e incluso, sí, también políticos- y al que siempre he llevado en mi corazón. A medio camino entre la erudición clásica, la apología del mundo antiguo y el discurso motivador, preparé unas palabras que tuvieran al mundo grecorromano como verdadero telón de fondo y que reivindicaran su poder educativo. Pensé que vendrían bien para este blog y que podrían ilusionar a un público global, mayor que el que -todas las líneas de Bachillerato del citado centro, alrededor de un centenar de estudiantes y sus profesores- pudo escucharla en un, para mí, muy emotivo acto. A continuación, os ofrezco el texto íntegro de la citada lección, que titulé "Antiqua tempora?: enseñanzas para el presente en la producción historiográfica griega y romanas" y que fue seguida con mucho interés por los estudiantes y por el claustro de profesores del citado centro educativo. Un día para el recuerdo, sin duda, que quería compartir con los seguidores de Oppida Imperii Romani. Aquí os dejo el texto de la llamada -y lo digo no sin pudor- "lección magistral":

<< Distinguido Sr. director, distinguidos profesores, apreciados estudiantes,

Hace algunas semanas, al final del ya pasado y casi lejano verano, el profesor D. Jonatán Abadía me consultó sobre si estaría dispuesto a inaugurar el curso académico de Bachillerato en el Colegio Montearagón; en "mi" Colegio, pues aquí estudié y descubrí mi vocación de historiador (mucho tuvieron que ver en ello algunos de los aquí presentes y, en especial, D. José Mª Aiguabella) y siempre -y más a medida que ha ido transcurriendo el tiempo- he considerado aquellos años entre estas paredes como un periodo decisivo en mi formación humana y académica, ¡un auténtico lujo!. Fue un honor que D. Jonatán -con quien coincidí algunos años (pocos, él es bastante más joven que yo) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza- pensara en mí y, por supuesto, no resultó nada difícil aceptar. Medité mucho el tema que presentaría ante vosotros un público, sin duda, cualificado y en el que es imposible no verme reflejado hace algo más de veinte años cuando, como vosotros, era un adolescente que encaraba la fase final de su formación colegial, aquélla que iba a llevarle a la Universidad, reto del que no estáis lejos y que, desde luego, vale la pena afrontar y más en estos tiempos aparentemente tan complejos. Y os lo dice alguien que, desde que entró a la Universidad en 1991 no ha abandonado dicha institución y la siente como algo propio; una "vocación universitaria" ésta que, también, aprendí y saboreé en los pasillos por los que ahora hemos pasado para dirigirnos a este estrado... ¡qué recuerdos!

¿De qué hablo yo a los estudiantes de Bachillerato de "mi" Colegio?, me pregunté tan pronto acepté la propuesta de D. Jonatán. En mi, aun todavía corta, carrera como investigador y profesor universitario -que es lo que, en realidad, me considero- me he ocupado de cuestiones relativas a la historia de la Hispania Romana y, en particular, a la de su urbanización, a la de la integración jurídica de sus comunidades indígenas en la órbita de Roma y a la del modo cómo las elites locales -implicándose de manera generosa y voluntaria en la gestión de aquellas comunidades, ya romanizadas- hicieron posible uno de los grandes milagros de Roma: el de sustentar su gobierno -entonces podría decirse que "mundial"- en una tupida red de ciudades, casi una constelación de "Romas en miniatura", como, en una acertada expresión, escribiría el enciclopedista Aulo Gelio avanzado el siglo II d. C. [1]. Últimamente, además, he tenido la suerte -el enorme privilegio- de "tocar" -en sentido literal- todos los componentes de esa Historia al ser el responsable científico de la excavación arqueológica de una de esas antiguas ciudades de Roma -de nombre latino aun esquivo para los historiadores-, Los Bañales de Uncastillo, en la aragonesa Comarca de las Cinco Villas cuyas ruinas, de hecho, honró con su visita este muy selecto claustro de profesores hace apenas tres meses. Sin embargo, en seguida comprendí que hablar sobre esas cuestiones podría resultar demasiado pretencioso para los objetivos de esta intervención y me persuadí, además, de que no iba a ser capaz de, en veinte minutos, resumir casi siete siglos de historia de una ciudad romana, la de Los Bañales, que cada vez me apasiona más (además de que Los Bañales resulta, para mí, algo casi "inefable": no se puede hablar de ello, es un enclave que hay que visitar y contemplar in situ). Por eso -y como ya hice en otra ocasión anterior en una apertura de curso semejante a esta, pero universitaria, en la UNED de Tudela [2]- me decidí por compartir con vosotros una reivindicación -espero que actual y, desde luego, fundamentada y sentida, aunque también necesariamente breve- de todo aquello que el mundo clásico -y en particular los textos de los historiadores griegos y romanos- puede enseñar a esta sociedad en vertiginoso cambio en la que vivimos. Me conformaré con que, al término de la misma, deis razón al aserto -que tantas veces repetimos quizás sin saber quien realmente lo hizo popular: el emperador Marco Aurelio- de que "no hay nada nuevo bajo el sol" [3] y volváis a sentir que los problemas de hoy son, en realidad, los problemas de ayer y que, efectivamente, la Historia es lux ueritatis [4].

Nuestro "viaje" -pues eso pretendo que sea, pues eso es la aventura de la investigación histórica- nos llevará por varios autores griegos y romanos -con el común denominador de que todos ejercieron, en alguna ocasión, el "oficio" de historiadores- que cubrirán un arco cronológico amplísimo que irá desde el siglo IVa. C., en el marco de una Grecia que ya no confiaba -y sometía a revisión- sus modelos políticos tradicionales, hasta el siglo IV d. C., en el contexto de una importante ciudad asiática, Antioquía, sometida a numerosas revueltas populares de diverso género, coyunturas ambas que bien nos recuerdan a las preocupaciones de la sociedad en que vivimos. Jenofonte de Atenas (431-354 a. C.), Polibio de Megalópolis (200-118 a. C.), Cicerón de Arpino (106-43 a. C.), Marco Aurelio (121-180 d. C.) y Libanio de Antioquía (314-394 d. C.), entre otros, nos acompañarán -realmente habría que decir que nos "hablarán" pues sus enseñanzas hablan en los textos y así es como los historiadores escribimos la Historia- en este recorrido que, además, tratará temas tan actuales como la calidad en la educación (I), el liderazgo en el gobierno de personas (II), la honestidad en la vida pública y en la política (III), el sentido trascendente de la vida (IV) y la -hoy la llamaríamos así- "memoria histórica" (V)...

I. Disciplina, constancia, esfuerzo, perseverancia, concentración, profesionalidad y un gran amor a las cosas pequeñas -no por un estéril perfeccionismo sino como vía para, poniendo mucho amor en lo que hacemos, descubrir ese "algo divino que en los detalles se encierra" [5]- son valores que se transmiten en los pasillos de este Colegio y que veis, además, encarnados en los que ahora son vuestros maestros. Quizás hoy resultan valores erróneamente considerados como arcaicos, anticuados, trasnochados, de otra época. En realidad, nunca han estado de moda pero los grandes maestros los han subrayado, siempre, desde la Antigüedad Clásica, como las claves para una buena educación, para eso que hoy llamaríamos -y con todas las letras-, una educación de calidad. Libanio de Antioquía, un reputado maestro de retórica clásica de finales de la Antigüedad, insistía en que "conocer al vecino [al compañero de estudios] no menos que a uno mismo" -la verdadera amistad, por tanto-, profesar devoción y gratitud a los maestros, y tener verdaderos deseos de aprender evitando, además, la desidia [6] eran los ingredientes necesarios para consolidar una buena formación académica en la juventud precisamente en la decisiva edad en que estáis ahora vosotros, queridos estudiantes. Claro que, como la historia se repite, también el rétor Libanio describía comportamientos opuestos a éstos y que, a veces, también vemos en nuestras aulas..., aunque estoy convencido que no en las de este colegio... Bueno, seguro que, a veces, también (por lo menos si preguntamos a vuestros profesores)... Escribe Libanio: "Cuando empiezo a hablar y hacer mi explicación, se producen entre los estudiantes frecuentes intercambios de señales sobre aurigas, actores, caballos y bailarines y otros muchos también sobre el combate que ha tenido o va a tener lugar. Algunos hasta llegan más lejos y permanecen de pie como estatuas de mármol, como una muñeca apoyada sobre la otra. Otros no paran de molestarse las narices con una y otra mano (...) No faltan quienes tienen bastante con mirar las plantas o con charlar de lo que se les antoje, pues ello les resulta más agradable que prestar atención al maestro" y se lamentaba: "vosotros, al momento [del discurso, de la clase, del aprendizaje] os dedicáis a vuestras canciones, que os sabéis perfectamente de memoria, y entregáis al olvido a Demóstenes, igual da que esté escrito al final que al principio" [7]. Compañerismo, deseos de aprender, verdadera pasión, respeto e ilusión -verdadera vocación- eran pues reclamados como valores básicos en la educación romana [8] valores que, de hecho, eran exigidos como esenciales, también, en quien -con el permanente estandarte de la honestidad [9]- quería dedicarse al servicio público, a la política, al gobierno. De ello vamos a hablar a continuación.

II. Para ello, para hablar de política, de buen gobierno, del "noble arte de servir", vamos ahora a retrotraernos casi ocho siglos, a una Grecia todavía sobrecogida por el conflicto civil que, entre los años 431 y 404 a. C., se dio entre los dos grandes estados del momento, Atenas y Esparta. Uno de los grandes historiadores de esa generación posterior a las llamadas Guerras del Peloponeso, Jenofonte, miraba entonces a Persia -la tradicional y ancestral rival de los griegos- para encontrar en ella un modelo de buen gobernante, un paradigma del buen gobiernoCiro II el Grande (600-530 a. C.), el fundador del imperio Persa. En un tratado específico -la denominada Ciropedia- el historiador griego subrayaba que el "conocimiento", el "deseo de aprender", la "proactividad", el "autoconocimiento" y la "honestidad", la "capacidad de trabajo" -"el gobernante se tiene que distinguir de sus gobernados no por su vida muelle sino por su previsión y celo en el trabajo", escribe [10]-, y la "capacidad de imprimir esperanza en las personas" [11] constituyen las cualidades básicas de quien, de verdad, quiera ejercer su liderazgo en el gobierno de personas y pienso que, también, de quien quiera enriquecerse, de verdad, con el contacto con otros, de quien quiera crecer con los demás. Más aun, Jenofonte sentenciaba que esforzarse por los compañeros y "mostrar que se comparte su alegría en los éxitos y su pena en las desgracias" [12] constituye un horizonte de comportamiento infalible en la gestión de personas. Podrían, desde luego, citarse más consejos y, también, muchos otros personajes históricos -ya imitados durante la misma Antigüedad- que aportasen luces y modelos a la difícil tarea de trabajar con personas -también velando por su formación y aprendizaje, como  hacéis vosotros, queridos y meritorios profesores- [13] pero, desde luego, en una sociedad como la nuestra -en la que la tan manida crisis se presenta como algo "global" como si fuese ajeno a nosotros y como si nada pudiésemos hacer por transformarla- todos podemos encontrar, en estas palabras, un estímulo -casi una check list de comportamientos- para mejorar, en nuestro entorno, y para, a partir de nuestro propio quehacer cotidiano, transformar esa sociedad que parece tambalearse quizás porque ha dado la espalda -hace tiempo- a valores que forman parte básica de las raíces de la cultura occidental valores que, sin embargo, siguen siendo esenciales en la formación que se imparte en el Colegio Montearagón. También en eso tenéis que sentir que sois unos auténticos privilegiados.

III. En los últimos meses, gracias, sin duda, a una algo oportunista noticia de prensa [14], han circulado profusamente por las redes sociales -quién lo diría tras veinte siglos-, algunas frases que, respecto de la honestidad en la vida pública y en el gobierno, acuñó uno de los grandes prohombres de la República Romana -estamos, pues, en la década de los 50 y 40 del siglo I a. C.-, uno de los grandes del pensamiento político e historiográfico universal, Cicerón [15]. La literatura política romana -y en general la clásica [16]- defendían que "el gobierno (...) era cosa con la que uno debe cargar en función de servicio y no por el afán de tener premios o fama" [17] y subrayaba que la virtud era la que, realmente, debía presidir la acción de gobierno [18], la que debía caracterizar el temperamento del rector rerum publicarum -"el moderador de los asuntos públicos" [19]- prisma desde el que se entienden consejos como la necesidad de adecuar las leyes del Estado a la ley natural [20], la recomendación de que el ejercicio del liderazgo político debe descansar sobre un adecuado respeto a la tradición y a las instituciones políticas públicas [21] y sobre un profundo respeto a los derechos individuales [22], la advertencia de que iniusta bella sunt quae sunt sine caussa, es decir, que debe huirse de la guerra injusta, de la guerra sin motivo [23], o la admonición de que el Estado debe vigilar y castigar duramente la corrupción [24]. Huelga incidir aquí en la utilidad y actualidad de todos y cada uno de ellos y en el provecho que podemos -todos, en nuestro ámbito de acción cotidiana- sacar de ellos.

IV. El propio Cicerón afirmaba que el pueblo romano fue uno de los más piadosos y religiosos del mundo antiguo [25]. A veces, incluso separado de su dimensión espiritual, el sentido trascendente de la vida, la reflexión sobre la huella -el poso- que tenemos que dejar en este mundo y sobre el fruto postrero de nuestras acciones fue una de las preocupaciones esenciales de la filosofía romana y quizás fue Marco Aurelio -y resulta curioso que esos pensamientos provengan de alguien que persiguió a los cristianos-, el gran emperador filósofo filoheleno -parte de ese espíritu se ha glosado muy bien en la corta aparición en escena de este emperador en la exitosa película Gladiator [26]- quien más claro presentó el tema estimulándonos a, mientras estamos en este mundo, obviar "las cosas muy apreciadas durante la vida" porque "son vacías, podridas, pequeñas, cachorrillos que se mordisquean y críos con ganas de riña que se ríen y al momento lloran" y a apostar por el ejercicio de "la confianza (...), la justicia, la verdad (...) por ser piadosos y honrar a los dioses, por hacer el bien a los hombres y por soportarlos" [27], todo un programa de vida que, desde luego, es una llamada a, de verdad, relativizar gran parte de nuestras preocupaciones de este mundo y, como el propio emperador afirmaba, tratar de depositar nuestra vida en manos de los "dioses" [28] algo que, desde luego, también aprendéis en este Colegio y que, seguramente, será de lo más valioso de cuanto se os enseñe entre estas paredes. Efectivamente, también, de lo más trascendente. Un sentido éste -el de la trascendencia- del que también está muy necesitada nuestra sociedad y que, desde luego, vosotros, podéis contribuir ya a aportar a todos los que os rodean. Y fijaos que no es éste un principio exclusivamente religioso sino que el verdadero sentido trascendente va más allá y nos empuja a, de verdad, plantearnos cada día como una vida en miniatura y como una oportunidad de construir nuestro futuro hacia una "vida lograda" [29]. Cierto que en esto, también la fe ayuda haciendo que "lo más intrascendente de las acciones diarias rebose de la trascendencia de Dios" [30], como tantas veces habéis oído aquí, en Montearagón.

V. Volviendo al terreno político, y a Cicerón, éste -en su turbulenta y convulsa época- se lamentaba de que las viejas costumbres de los buenos tiempos no sólo no se practicaban entre sus contemporáneos sino que, además, ni siquiera se conocían [31], un problema que, desde luego, nos suena también a cotidiano. La reivindicación del valor de la Historia y de la adecuada gestión de la memoria -como elemento formativo, pedagógico- se ha hecho pocas veces tan evidente como en la pragmática sociedad romana. Y un historiador como yo ha de terminar -cómo no- hablando de Historia, defendiendo la Historia. Recordar los hechos del pasado, estudiar sus porqués y profundizar en su adecuada interpretación tratando, además, de conseguir -con frase de Heródoto de Halicarnaso (484-425 a. C.)- evitar que "con el tiempo se olviden los hechos de los hombres y que las gestas importantes y admirables acometidas (...) carezcan de celebridad" [32] resulta una aventura altamente apasionante que tiene, desde luego, sabor de trascendencia. Queráis o no dedicaros a ella -desde luego, hacen falta en nuestro mundo, y, en especial, en nuestras Universidades, que deben de verdad ser, en palabras del Papa Emérito Benedicto XVI "esa casa donde se busca la verdad propia de la persona humana" [33], jóvenes comprometidos con el hermoso reto de ilusionar y formar en el bien a otros jóvenes- sabed que, como escribió Polibio en su célebre "Elogio de la Historia", "no existe enseñanza más clara que el conocimiento de los hechos pretéritos" [34]. En ellos encontraréis comportamientos que emular y otros que evitar, personajes con los que ilusionaros, pensamientos con los que madurar y enigmas -a veces literalmente enterrados, como en Los Bañales- que harán latir más deprisa vuestro corazón y que, además, os posicionarán ante muchos de los valores que se han esgrimido en esta lección ayudando, además, a que descubráis cómo apenas hemos cambiado en tantos y tantos siglos de aparente progreso y evolución y que, en definitiva, el espíritu humano sigue -hoy, como siempre- haciendo frente a los mismos problemas. Por encima, pues, de orientaciones curriculares y de las exigencias de vuestro perfil académico, prestad en vuestra formación especial atención a la Historia -y con ella también a la Filosofía, a las Lenguas Clásicas, a la Historia del Arte, a la Historia de la Literatura y a todas las disciplinas que, en definitiva, os habiliten a conocer aquello que el hombre es y ha hecho a través del tiempo- pues la Historia, como resumía Cicerón en una frase ya célebre, es un excelente colofón a vuestra madurez: "Desconocer qué es lo que ha ocurrido antes de nuestro nacimiento es ser siempre un niño. ¿Qué es, en efecto, la vida de un hombre, si no se une a la vida de sus antepasados mediante el recuerdo de los hechos antiguos?" [35].

Es momento de terminar nuestro recorrido por estas enseñanzas de la historiografía grecolatina [36] y, con él, terminar también esta lección inaugural del curso en Bachillerato. Ya veis que, efectivamente, esos "tiempos antiguos", esos antiqua tempora no son, en realidad, tiempos superados, tiempos arcaicos que haya que olvidar. Al contrario, son una permanente fuente de recursos, un legado cultural e intelectual en el que, además, obtener ejemplos de perseverancia para acometer "con pasión" cualquier empresa -ya los clásicos reconocían que ésa era la clave del éxito [37]-, un tiempo realmente vivo al que -a través del legado de los personajes que los vivieron y que nos han transmitido su experiencia- podréis volver siempre que queráis con la seguridad de que hallaréis respuesta a muchas de vuestras inquietudes. Probad, si no, siempre que así lo deseéis.

Muchísimas gracias >>


[1] Aulo Gelio, Noches Áticas, 16, 13, 8 (ver texto latino aquí).
[2] Véase Andreu, J.: La Historia, magistra uitae: una reivindicación de su utilidad desde la óptica de la Antigüedad Clásica, UNED de Tudela, Tudela de Navarra, 2006.
[3] Marco Aurelio, Meditaciones, 7, 1.
[4] Cicerón, Sobre el Orador, 2, 36 (ver texto latino aquí).
[5] San Josemaría Escrivá, "Amar al mundo apasionadamente (Homilía pronunciada el 8 de mayo de 1967 en el Campus de la Universidad de Navarra)", en Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Rialp, Madrid, 1968, 121 (ver texto completo aquí).
[6] Libanio, Discursos, 2, 3, 3, 8, 9 y 11.
[7] Libanio, Discursos, 2, 3, 12-14 y 2, 3, 18.
[8] Al respecto, puede verse la miscelánea de Too, Y. L. (ed.): Education in Greek and Roman Antiquity, Brill, Leiden-Boston-Colonia, 2001, con bibliografía.
[9] En los tiempos que corren tal vez resulte irresistible reproducir algunas palabras de otro discurso de Libanio (Discursos, 7) titulado "Que enriquecerse de modo injusto es una desgracia mayor que ser pobre" en el que el rétor de Antioquía concluye: "porque no hay duda de que mucho peor que dormir en un cúmulo de inmundicias en compañía de los perros, es hacerlo en argénteos lechos no adquiridos de forma legítima" (Discursos, 7, 8).
[10] Jenofonte, Ciropedia, 1, 6, 8.
[11] Jenofonte, Ciropedia, 1, 1, 3; 1, 2, 3; 1, 2, 4; 1, 6, 5; y 1, 6, 19 respectivamente.
[12] Jenofonte, Ciropedia, 8, 2.
[13] Sobre este tema del mundo clásico como poseedor de paradigmas para el buen gobierno puede verse el ya clásico -y varias veces reeditado- trabajo de Fernández Aguado, J.: Management, la enseñanza de los Clásicos: paradigmas y anécdotas empresariales, Ariel, Madrid, 2003 (un artículo sobre el tema, de este mismo autor, publicado en la Revista Empresa y Humanismo, 5-1/2, 2004, pp. 57-76 puede descargarse desde aquí) y, muy recientemente, el excelente Roma, escuela de directivos, LID Editorial, Madrid, 2011. Nosotros mismos nos ocupamos del tema, con bibliografía, en Andreu, J.: "Competencias directivas: el oráculo de los clásicos", en Actas del XI Congreso Español de Estudios Clásicos. Vol I. (Santiago de Compostela, 2004), SEEC, Alcalá de Henares, 2005, pp. 683-690 y en "Introducción. Una herramienta de raíces clásicas en el centro de nuestras organizaciones empresariales", en Forjadores de Líderes, LID Editorial, Madrid, 2007, pp. 17-27.
[14] Torrús, A.: "Diez consejos de Cicerón a Mariano Rajoy", Público, 7 de Septiembre de 2013 que, dicho sea de paso, se queda con lo que le interesa de los consejos de Cicerón. Curiosamente, para quienes, en los últimos meses, han hecho de la "revuelta" y del "descrédito" -así como del "absentismo político"- su bandera reivindicativa, Cicerón advertía que "la unión de la masa es tan tiránica como la tiranía de una sola persona y aún más terrible pues no hay bestia más abominable que esa que tiene aparentemente el nombre de popular" (Cicerón, Sobre la República, 3, 45, ver texto latino aquí).
[15] Un análisis de parte de ese pensamiento ha tenido notable eco en prensa gracias a la publicación en castellano del volumen de Freeman, Ph.: Cómo gobernar un país. Una guía antigua para políticos modernos, Barcelona, Crítica, 2013, que ha vuelto a poner de moda el pensamiento del Arpinate a través de una bien trabajada antología que, sin embargo, cómo decíamos más arriba (véas nota 14) se ha hecho célebre por el uso algo tendencioso que de ella han hecho determinados blogueros y periodistas.
[16] Véase, sobre esta cuestión, con bibliografía, el reciente trabajo de López Barja, P.: Imperio legítimo: el pensamiento político romano en tiempos de Cicerón, Antonio Machado Libros, Madrid, 2007.
[17] Cicerón, Sobre la República, 1, 27 (ver texto latino aquí).
[18] Cicerón, Sobre la República, 1, 52 (ver texto latino aquí).
[19] Cicerón, Sobre la República, 5, 6 (ver texto latino aquí).
[20] Cicerón, Las Leyes, 3, 2-3 (ver texto latino aquí).
[21] Cicerón, En defensa de Sextio, 98-100.
[22] Cicerón, Sobre los deberes, 2, 72 (ver texto latino aquí).
[23] Cicerón, Sobre la República, 3, 34.
[24] Cicerón, Verrinas, 2, 5, 183 (ver texto latino aquí).
[25] Cicerón, Sobre el responso de los harúspices, 9, 19 (ver texto latino aquí).
[26] Sobre los usos pedagógicos de esta película puede verse Bock, L. de y Lillo, F.: Guía didáctica de Gladiator (R. Scott, 2000), Librería Aúrea, Madrid, 2004. Resulta fundamental, en materia de usos didácticos del cine "de romanos" e historicidad de éste, seguir el Blog de Fernando Lillo Redonet.
[27] Marco Aurelio, Meditaciones, 5, 33.
[28] Marco Aurelio, Meditaciones, 4, 31.
[29] Véase el clásico trabajo de Llano, A.: La vida lograda, Ariel, Madrid, 2002.
[3] San Josemaría Escrivá, "Amar al mundo apasionadamente (Homilía pronunciada el 8 de mayo de 1967 en el Campus de la Universidad de Navarra)", en Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Rialp, Madrid, 1968, 116.
[31] Cicerón, Sobre la República, 5, 2 (ver texto latino aquí).
[32] Heródoto, Historia, 1, 1.
[33] Benedicto XVI, Discurso a los jóvenes profesores universitarios (El Escorial, 19 de Agosto de 2011).
[34] Polibio, Historias, 1, 1.
[35] Cicerón, El Orador, 120 (ver texto latino aquí).
[36] La lectura de los textos de los clásicos aquí empleados como base para esta lección de apertura de curso es, desde luego, un ejercicio altamente recomendable para cualquiera que acceda a estas líneas. Existen, lógicamente, traducciones al castellano totalmente solventes de cada uno de ellos de igual modo que, como se ha visto, gran parte de los textos originales -especialmente los latinos- están disponibles online. Así, por orden de aparición recomendamos la traducción de Á. González Gálvez (Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 2001) para el texto de Libanio de Antioquía, la de A. Vegas Sansalvador (Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1987) para la Ciropedia de Jenofonte, la de Á. D'Ors (Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1984) para el Sobre la República de Cicerón, la selección y traducción de Ph. Freeman (Crítica, Madrid, 2013) para los pasajes ciceronianos sobre el gobierno del Estado, la de F. Cortés y M. J. Rodríguez Gervás (Cátedra Letras Universales, Madrid, 2001) para Marco Aurelio y la de A. Díaz Tejera y M. Balasch (Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1981) para Polibio que, además, son las que, respectivamente, se han seguido para las fragmentos aquí presentados.
[37] Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, 3, 8.



CATINA (Catania)



















[Sobre estas líneas, dos de las visitas inexcusables a la Catina romana, el espectacular anfiteatro y el teatro, ambos, como casi todos los vestigios arqueológicos sicilianos, totalmente imponentes. Para descargar una documentada guía sobre la Catania Arqueológica, que citamos más abajo, pincha aquí]

Situación: Para el amante del mundo clásico y de la Arqueología Clásica, Sicilia es presentada, muchas veces, como un paraíso. Y, ciertamente, lo es. La magnitud de muchas de las construcciones antiguas conservadas -basta echar un vistazo a cualquier fotografía de los "parques arqueológicos" de Selinunte o de Agrigento- permiten al visitante comprender el poder que muchas de las ciudades antiguas instaladas en la isla llegaron a alcanzar y, también, interrogarse sobre las circunstancias que llevaron a la ruina tales centros. Pero, esta afirmación precisa de una matización clara, Sicilia -como de hecho asegurará cualquier siciliano- es, fundamentalmente, Magna Graecia (uno de los primeros espacios colonizados en Occidente por los griegos) y el turismo arqueológico y el valor identitario de su patrimonio cultural está volcado, fundamentalmente, a exaltar su pasado heleno. Quien espere ver grandes yacimientos arqueológicos romanos se ha equivocado, evidentemente, de lugar y, tal vez, deba quedarse en torno a Nápoles, sin cruzar el estrecho. En Sicilia, absolutamente romano y en el marco de los grandes circuitos turísticos, apenas pueden verse, el sensacional e impactante conjunto de la Villa del Casale de Piazza Armerina -visita obligada: ¡sobresaliente!- y, precisamente, los repartidos pero impresionantes restos de la Catina romana, la sucesora de la Katané griega, solar actual de Catania. Y a fe, desde luego, que son dos visitas que valen muchísimo la pena, incluida la que centra este post que, quizás eclipsada por los atractivos del entorno de esta ciudad de la costa oriental siciliana (el Etna, Taormina, Giardini Naxos, Siracusa...), es un paseo arqueológico que vale la pena dar. En cualquier caso, el visitante debe tener en cuenta, respecto del patrimonio arqueológico siciliano, las recomendaciones que, no hace mucho -apenas regresamos de nuestro "arqueoviaje" por la isla- dejamos en otro lugar de este blog (pincha aquí).
Acceso: Ubicada en la parte central de la costa oriental de Sicilia, Catania es una populosa y -como casi todas las ciudades de la isla- sucia -muy sucia- ciudad italiana que vive, fundamentalmente, del turismo y de su excelente posición estratégica en el Mediterráneo, posición singular que, desde luego, ya debieron reconocerle los griegos que -según noticia de Plutarco (Plut. Dio, 54, 4, pasaje en el que el autor de Cheronea relaciona el topónimo con un término griego homónimo que significa "ralladura" y que aludiría al perfil de su suelo, de naturaleza volcánica dada la proximidad del Etna)- la eligieron como emplazamiento de una colonia en el siglo VIII a. C. Hoy es una moderna ciudad que concentra en su núcleo urbano casi 300.000 habitantes, que llegan prácticamente a los 700.000 si se tiene en cuenta su dinámica área de influencia que alcanzaría, prácticamente, hasta la vecina Enna, donde el turista "filoromano" no debe perderse los restos del templo de Ceres del que habló Cicerón, que estuvo en dicha ciudad, en el In Verrem. No lejos de Messina, punto de acceso de millares de turistas a la isla, Catania es, fundamentalmente, accesible a través de su Aeroporto Internazionale que -dada la existencia de un segundo aeropuerto de idéntico calado al otro lado de la isla, en Palermo, el Aeroporto Falcone e Borsellino- permite, además, a los turistas españoles combinar su paso por Sicilia accediendo por un lado de la isla y saliendo por el otro. Un viaje como ése, naturalmente, de no hacerse en un pack organizado con autocar o de no disponer de dinero suficiente -¡mucho!- para contratar un taxi, exige al visitante el esfuerzo de alquilar un coche y conducir por las carreteras sicilianas y, especialmente, penetrar en los cascos históricos de sus ciudades. Éstos, normalmente -quizás más en la parte occidental de la isla (por ejemplo en Palermo)- son auténticas junglas donde se impone siempre el más rápido y, casi siempre, además, el menos precavido, el más imprudente. Sin embargo, alquilar un coche es, a día de hoy, la mejor forma de recorrer las maravillas arqueológicas sicilianas por más que el interior de las ciudades -y la ruta arqueológica que proponemos por la Catina romana en este post puede, perfectamente, hacerse a pie en apenas tres o cuatro horas- sea mejor "patearlo" como peatones (además de que existen notables restricciones de aparcamiento en el interior de los cascos urbanos) que padecerlo como conductores.
Tipología: Con estatuto colonial (Str. 6, 2, 3-4, Cass. Dio, 54, 7 y Plin. Nat. 3, 88 y 89) desde, al menos, época de Augusto -seguramente en el marco del reconocimiento por Octaviano del papel jugado por la ciudad en la guerra contra Sexto Pompeyo (ese estatuto está citado también en las inscripciones, por ejemplo en AE, 1984, 180 donde se cita a un individuo ex colonia Catinense)- Catina es profusamente citada en las fuentes antiguas tanto en relación a las continuas erupciones del vecino volcán Etna (Diod. 11, 13, 16, 19, 22 y 24) como, por supuesto, en relación al proceso ciceroniano contra Verres, el histórico gobernador de Sicilia (80-78 a. C.) (Cic. Verr. 3, 191 -donde insiste en su excelente y admirable producción triguera- o 4, 50 -donde se la califica de oppidum locuples, honestum, copiosum, es decir, de "ciudad rica, honesta, bien abastecida"-). Además de esta singular información aportada por las fuentes literarias, también la documentación epigráfica -algo que echará de menos el visitante a Catania pues apenas ninguna de estas inscripciones puede verse en los pequeños museos instalados en algunos de los espacios visitables como, por ejemplo, el del teatro y sólo algunas se exponen en el Museo Civico Castelo Ursino, poco recomendado en guías y catálogos turísticos de la ciudad- aporta información sobre la colonia. No puede ser de otro modo cuando de Catania proceden alrededor de 700 inscripciones -bastante más, por cierto, que las que se inventariaron, en su día, en el CIL, X- con las que, como sucede siempre con la documentación epigráfica, se puede escudriñar notablemente la historia y el perfil social, político y económico del lugar. Además, existe una publicación reciente (KORHONEN, K.: Le iscrizioni del Museo Civico di Catania, Tamisaari, 2004 cuyas imágenes, además, debidamente catalogadas, están disponibles en red, aquí) que se ha ocupado de recoger ese repertorio y que resulta, por tanto, muy recomendable. Sintetizando lo básico de esa información, puede resaltarse que, Catina, como tal colonia, fue punto de llegada de inmigrantes procedentes de diversos rincones del Imperio, por ejemplo, un macedonio -Flauius Meiouius (CIL, X, 1089)-, incluso un Emeritense -de Augusta Emerita- M. Iulius Sedatus (AE, 1897, 132). Además, su intensa actividad económica permitió el desarrollo y la promoción de un buen número de libertos (CIL, I, 2420, CIL, X, 7063 y 8061, AE, 1933, 28, etcétera) y la presencia de un buen número de personajes de rango y carácter senatoriales -como el Xuir de AE, 1984, 438, el quaestor Q. Lutatius de CIL, X, 7026, el u(ir) c(larissimus) Flauius Vrsinus que pagó la restauración de un ninfeo en época tardía en CIL, X, 7017 u otro citado en CIL, X, 7020, el proconsul Q. Lusius Laberius que contribuyó a la monumentalización de la colonina con la construcción de unas termas en CIL, X, 7018-, circunstancia esa de su dinamismo comercial que mucho tuvo que ver, también, con el arraigo del primitivo cristianismo del que el catálogo epigráfico Catanense es especialmente prolijo (pincha aquí para una colección de ejemplos en imágenes, muy útil).
Descripción: Recorrer los atractivos arqueológicos de Catania resulta, desde luego, sencillo y supone, además, una excelente ocasión para dar un paseo que recorra las principales arterias de la ciudad teniendo como centro la Piazza Duomo, justo frente a la hermosa Catedral de Santa Águeda, la patrona local, mártir del primitivo cristianismo (pincha aquí para, al margen de su dimensión popular como protectora de las mujeres, conocer su vida y las fuentes que sobre ella nos informan). Como base para ese paseo, el viajero podrá tomar como arteria principal la Vía Etnea, al pie de la fuente del elefante cuyo obelisco, al parecer, perteneció al antiguo circo romano de la ciudad. Al final de la misma, donde ésta corta con el Corso Sicilia, se alzan imponentes, al pie de la Chiesa di San Bagio, los hermosos restos del anfiteatro, seguramente, con el de Siracusa, uno de los más imponentes anfiteatros romanos del Sur de Italia. Este monumento, -sobre una superficie total de casi 14.000 m2 y con un alzado del que ya se han hecho recreaciones 3D (pincha aquí)- que fue mayoritariamente edificado en roca volcánica y que fue desprovisto de su decoración suntuaria durante la Antigüedad Tardía -aun así, pueden todavía verse lastras y columnas marmóreas apoyadas sobre la antigua arena del conjunto, desde la Vía Neve- parece se edificó en época antonina, entre Adriano y Antonino Pío, sufriendo los efectos de una erupción del Etna en el siglo III d. C., hacia el 252-253 d. C. Según parece debía estar ya en desuso en la tardoantigüedad (sobre ésta en Catania puede consultarse SORACI, R.: "Catania in età tardoantica", Quaderni Catanesi di Cultura Classica e Medievale, 3, 1991, pp. 251-270 una revista a tener en cuenta en relación a la bibliografía sobre la ciudad) hacia el siglo V. d. C. (para una explicación detallada del anfiteatro y, sobre todo, para una visita panorámica 360º pincha en la sección correspondiente a Catania de ItalyGuides o en este enlace con fotografías: pincha aquí). Desde el anfiteatro, bien descendiendo por la Via Etnea o por la paralela, Via Crociferri -en la que han hallado importantes restos arqueológicos del urbanismo local incluyendo restos del sistema de abastecimiento de aguas-, el visitante alcanza los espectaculares -y un tanto descuidados- restos del teatro en los que el viajero puede hacerse una idea extraordinaria y muy clara de los sistemas constructivos empleados por Roma en este tipo de edificios ya que puede recorrer todas y cada una de las galerías de la cavea, el "graderío" -repletas, además, de espectacular material ornamental acumulado en un estado de cierto abandono- y contemplar -incomprensiblemente inundada de agua- el embellecimiento con mármoles de la orchestra, en la parte baja punto desde el que la panorámica del edificio es, sencillamente, sensacional (ver una de las fotos que preside este post). Para hacerse cargo de la importancia de este edificio -construido hacia el siglo II d. C. reformando una construcción anterior y con una capacidad estimada de 5.000 espectadores- se recomienda visitarlo no sólo accediendo a él por la Via Vittorio Emmanuelle II sino por la Via del Teatro Greco donde puede verse la parte exterior del alzado del monumental conjunto, no lejos, además de otro de los atractivos de la ciudad, uno de los dos conjuntos termales que en ella pueden visitarse (para una galería fotográfica del teatro, pincha aquí). Efectivamente, en la Piazza di San Francesco di Assisi, las primeras, y en la Piazza Curro, al otro lado del popular Fish Market y en una zona ya algo marginal, las segundas, se encuentran las denominadas Terme della Rotonda y las Terme dell'Indirizzo. Las primeras, camufladas en la estructura posterior de la Chiesa di Santa Maria della Rotonda y con horario de visita -como el anfiteatro y el teatro (para éstos resulta útil consultar la página de la Regione Siciliana/Assesorato dei Beni Culturali)- parece nos ofrecen una sucesión de fases que llevaría al edificio desde un primer momento en el siglo I d. C. a uno segundo de embellecimiento y de reforma a partir del siglo III d. C., un momento que, a juzgar por la epigrafía (véase, por ejemplo CIL, X, 7024 que alude a unos porticus [conlapsae] -unos "pórticos arruinados"- y a diversas obras de reestructuración en los agri in territorio Aetnense, es decir, "en los campos en torno al Etna") parece que registró un cierto fervor constructivo, tal vez consecuencia de las catástrofes volcánicas registradas a comienzos de la década de los cincuenta de la citada centuria. El visitante disfrutará -como sucede en el teatro y en el anfiteatro- contemplando el extraordinario estado de conservación de todo el embellecimiento marmóreo de suelos y paredes de cada una de las estancias. Menos vistosas en el interior, pero sí externamente, son las otras termas de la ciudad, las denominadas dell'Indirizzo, adscritas también al Parco Archeologico Greco-Romano di Catania, de las que se conserva sólo la cubierta de una de las estancias y la cimentación de otra -caldarium y frigidarium-, pues el conjunto fue aprovechado más tarde en la construcción de la Chiesa di Santa Maria dell Indirizzo. Sí se recomienda al visitante que se acerque a éstas mientras el mercado de pescado instalado en uno de los costados de la Piazza del Duomo esté en funcionamiento y la zona tenga animación, es una zona ya un poco marginal del casco histórico.
Bibliografía: Cuando uno se enfrenta a un post que no trata una ciudad hispana -normalmente las más frecuentes en este blog y, además, aquéllas sobre las que escribir y documentarse resulta, para quien firma estas líneas, más sencillo- dos son las herramientas básicas que pueden manejarse -y el consejo resultará útil también para estudiantes e investigadores que tengan que acometer retos semejantes- si se pretende conocer en detalle las fuentes antiguas que aludieron a la ciudad en cuestión -en este caso a la Catina romana- y, también, lo más reciente de la bibliografía vertida sobre ella junto con los títulos clásicos. Esas dos obras son, por orden, el volumen correspondiente a Sicilia del Corpus Inscriptionum Latinarum (MOMMSEN, Th.: Corpus Inscriptionum Latinarum. X. Inscriptiones Bruttiorum, Lucaniae, Campaniae, Siciliae, Sardiniae Latinae. Pars Posterior. Inscriptiones Latinae et Sardiniae comprehendens, Berlín, 1883, pp. 720-730, páginas que el lector podrá ir visualizando a través del siguiente enlace cambiando, oportunamente, la numeración en la barra de navegación: aquí) y la poco conocida -y tristemente aun menos manejada actualmente por los estudiantes universitarios- enciclopedia alemana Pauly-Wissowa (FALCO, G., y ZIEGLER, K.: "Katane", en Der Neue Pauly. Enzyklopädie der Antike. Band 6, Stuttgart-Weimar, 1999, cols. 337-338). A través de ambos textos el lector puede, cuando menos, hacerse una idea inicial desde la que comenzar sus búsquedas y enfocar su investigación o su síntesis (para el uso de estos y otros recursos y para descubrir otros recomendamos la consulta de nuestro trabajo ANDREU, J.: "Repertorios, obras monumentales y colecciones de referencia en la investigación en Ciencias de la Antigüedad", en PERÉX, Mª J. (coord.): Métodos y Técnicas de Investigación Histórica. I, UNED, Madrid, 2013, pp. 657-674 además de un viejo post de este blog en el que, en la etiqueta de "Instrumenta", hacíamos acopio de algunos útiles recursos digitales para el investigador: pincha aquí). Así, la praefatio consagrada a Catina por Th. Mommsen en el CIL, X comienza con un notable y pormenorizado recorrido por las fuentes antiguas que aluden a esta ciuitas para, poco después, hacer un detallado estudio de la información que nos aportan algunas de sus inscripciones, como nosotros hicimos, también, más arriba inscripciones que, lógicamente, se recogen en las páginas indicadas. Por su parte, la voz correspondiente a Catina en la Neue Pauly -versión actualizada de la Realencyclopäedie der Classischen Altertumswissenschaft- complementa esos datos de Th. Mommsen con las fuentes griegas -que, lógicamente, aquí no recogemos- y con bibliografía reciente. Además, un panorama general sobre Sicilia en el Alto Imperio puede obtenerse del cuadro trazado por PURCELL, N.: "Rome and Italy", en The Cambridge Ancient History. Second Edition. IX. The High Empire, A. D. 70-192, Cambridge University Press, Cambridge, pp. 415-444 otra de esas colecciones de referencia -la CAH- que todo amante del mundo antiguo debe manejar y que, además, está ahora disponible online: pincha aquí. De igual modo, por su parte, hay información solvente sobre esta provincia en la página correspondiente a ella -pincha aquí- de la UNRV History o en la que le dedica la también útil Livius, aquí. Algunos de los monumentos que han sido tratados más arriba cuentan con publicaciones específicas como SPOSITO, C.: L'anfiteatro romano di Catania, Palermo, 2003 o las que, a propósito del teatro y del repertorio epigráfico, fueron citadas más arriba y, por supuesto, se puede encontrar más información sobre el lugar y sobre sus monumentos en las clásicas guías arqueológicas sicilianas de GOLDSBERRY, M.: Sicily and its cities in Hellenistic and Roman Times, Chapel Hill, 1973, de GUIDO, M.: Sicily: an archaeological guide, Londres, 1977 y, sobre todo, de WILSON, R. J.: Sicily under the Roman Empire. The Archaegoloy of a Roman Province (36 BC-AD 535), Warminster, 1990. Puede resultar útil seguir de cerca la bibliografía aportada por GENTILI, B. (ed.): Catania Antica, Pisa-Roma, 1996, en especial el capítulo de WILSON, R. J.: "La topografia della Catania Romana. Problemi e prospettive", pp. 161-172 donde se explica muy bien -además de en la guía del Parco Archeologico, enlazada más arriba, bajo las fotografías- cómo se organizaba la trama urbana de la colonia Catinensis.
Recursos en internet: Muy documentado en la Wikipedia -tanto española como italiana, tal como se ha visto en la sección de "Descripción" donde hemos enlazado a esa enciclopedia en cada uno de los restos cuya visita recomendamos-, con una sencilla guía en pdf accesible desde la página del Parco Archeologico Greco-Romano di Catania (pincha aquí) y, por supuesto, con su correspondiente ficha en el siempre útil banco de datos del Pelagios Project, el pasado romano de Catania cuenta con algunos recursos en red ciertamente recomendables aunque no muy numerosos. Por ejemplo, el blog de viajes de Nigel Nicholson (pincha aquí) ofrece una buena galería de fotos y algunos textos antiguos alusivos a Catina; la documentadísima página Roman Heritage -que merece la pena ser vista con detenimiento- ofrece en su sección italiana (pincha aquí) algunas fotografías de cada uno de los enclaves arqueológicos sicilianos más conocidos y, por supuesto, también de la antigua Catina. Por último, la página de Italy Attractionsla Guía de Sicilia y, sobre todo, la sección consagrada a la Catania Griega, Romana y Bizantina de la web del Comune di Catania también ofrece fichas de, al menos, el teatro y el anfiteatro romanos, dos de los monumentos, sin duda, como se ha visto, mejor documentados en red de cuantos forman parte del pasado esplendoroso de esta ciuitas y, desde luego, los más impactantes e inexcusables. YouTube también cuenta con algunos materiales -subidos por voluntariosos turistas- que permiten visitar algunos de los monumentos, por ejemplo éste sobre el teatro romano -que, efectivamente, tuvo un origen griego pero cuya factura visible ahora es romana- o el documental de Gaspare Manoia consagrado a la Catina romana (pincha aquí) que tiene la virtud de incorporar imágenes cenitales de los monumentos, ciertamente ilustrativas. Para conocer el anfiteatro y algunas de sus peculiaridades constructivas -ya analizadas más arriba-, puede verse éste animado vídeo con deliciosa música (pincha aquí).
Recomendaciones: Ya en otro post de este blog hemos reflexionado sobre la riqueza arqueológica de Sicilia y sobre el singular modo en que ésta es puesta en valor -si es que realmente es "puesta en valor"- y explotada para el turismo (pincha aquí) y hemos dado algunas recomendaciones -esperemos que útiles- para el turista (otras, desde luego bien escogidas, pueden verse en la entrada 7 Stunning Ancient Sights in Sicilia, de la página Walks of Italy y quien escribe estas líneas recomendaría, como inexcusable, la visita a la Villa del Casale di Piazza Armerina, a apenas una hora en coche de Catania). Sin embargo, tal vez los restos de la antigua Catina constituyan una excepción a ese desalentador panorama que allí describíamos. Efectivamente, la ciudad de Catania atrae turismo fundamentalmente por su ubicación, central en la costa Oeste de la isla y no lejos de dos enclaves que se cuentan entre los más visitados del lugar: Siracusa (no perderse, además de las visitas clásicas, al menos, la Catacomba di San Giovanni) y Taormina. También sus hermosas iglesias barrocas -salpicadas a partir de la Plaza del Elefante y calles adyacentes- suponen un reclamo para el visitante y, precisamente por ello, al visitar sus restos romanos uno tiene la sensación de que no se encuentra en una isla visitada por centenares de millares de turistas y, en cierta medida, se reconcilia con el placer de contemplar con calma, relajadamente, el poder evocador de unos restos arqueológicos que, como se ha visto más arriba, nada tienen que envidiar a otros de Sicilia, mucho más explotados y, quizás, carentes ya de ese singular encanto o, incluso, no tan impactantes arquitectónicamente. Por eso, y porque los restos están muy bien ubicados en las proximidades del núcleo turístico de la ciudad, la principal recomendación es la de disfrutar y la de visitar los restos sin aglomeraciones algo que, en Sicilia, es absolutamente extraordinario. Catania cuenta, además, con unas bastante atractivas, limpias y generalmente familiares playas -en especial en la zona de Lido Azzurro/Viale Kennedy- que concentran, además, notables ofertas de alojamiento y de ocio. A juicio de quien escribe estas líneas, el NH Parco degli Aragonesi resulta un refugio muy adecuado, tal vez el más recomendable de la zona: piscina, un personal simpatiquísimo y muy servicial, playa privada, habitaciones bien insonorizadas y amplias, buen restaurante... Sin embargo, esa zona de las playas queda, tal vez, demasiado lejos del centro -es necesario conducir o tomar transporte público para acceder a aquél- y apenas ofrece establecimientos de restauración algo que puede llegar a ser un problema en Catania donde -como sucede en casi toda la isla de Sicilia- los restaurantes no están en las avenidas principales -reservadas a los comercios, especialmente de moda- sino en las calles adyacentes que, por tanto, es necesario también explorar. En cualquier caso, cerca de esa zona de playas el viajero podrá degustar unas sensacionales pizzas y pastas en la tavola calda del Alcampo de San Giovanni la Rena, al pie de la carretera que se dirige al aeropuerto. No es una recomendación con mucho glamour, desde luego, pero es económica y la pasta es deliciosa a un precio muy muy popular. En el ccentro, cerca de la Piazza del Duomo, apenas comienza el visitante a subir por la Via Etnea, a la derecha, resulta grato detenerse en el Café del Duomo, el lugar adecuado -con conexión wifi gratuita- no sólo para ponerse al día con la red sino también para degustar un café, una granita -los deliciosos granizados sicilianos- o un helado.